Desde ahora lo siento como algo muy liviano, con el eje en ese encuentro en Luna Negra donde abramos un espacio de dos horas al final de cada ciclo lunar para poder observar la resonancia de lo que nos traemos, destilar su medicina, y asomarnos por el ojo de la cerradura del portal de ascenso que viene sólo unos días después.

A esta nave que surca los tiempos en comunidad se le suma la posibilidad de abrir los procesos concretos individuales que cada alma vaya sintiendo o que nos vayamos encontrando en el navegar, además de los hilos de evolución y recarga que permanecerán abiertos.

Daremos espacio a lo que trae cada ciclo lunar con sus tránsitos para entrenar el lenguaje simbólico y mágico de la astrología, estudiaremos el ciclo sinódico de Venus y la cruzada de cada Venus más allá de la Venus natal, la influencia y necesidad del hechizo lunar en el baile entre Venus y Marte, y la importancia del lugar de Marte en el florecimiento de Venus, aparte de muchas otras temáticas que vayan surgiendo en esta navegación.

Buscaremos siempre el encuentro del baile interior, de Venus con Marte, del Sol con la Luna, y de la memoria de alma con la esencia del espíritu.