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Marte no se piensa.
Se enciende. Se encarna. Se decide.
Es la encarnación del espíritu.
El pulso que precede al movimiento,
el músculo que actúa antes de que podamos explicarlo,
la urgencia del cuerpo que dice sí o que grita no, sin dudar.
Es el fuego que corta,
el que separa lo que ya no,
el que señala lo que sí.
Es la fuerza contenida que empuja hacia afuera
o que, si no encuentra salida, estalla hacia adentro.
Cuando no es expresado, se convierte en enojo, en rabia, en guerra interna.
Pero cuando se honra, se vuelve una fuerza vital, disponible, luminosa.
Marte es el guardián de los límites.
Es quien protege la semilla con garras si hace falta.
No destruye por destruir: defiende lo que aún no ha nacido.
Su energía es impulso, voluntad, dirección.
No pide permiso. No titubea.
No espera a que todo esté claro para avanzar.
Va, porque el cuerpo lo sabe.
Marte es el que prende la chispa,
ese eje rojo que atraviesa el vientre,
el que lanza hacia adelante,
el que enciende el motor del deseo.
Cuando se distorsiona, Marte puede volverse arma, violencia, impulso ciego.
Pero cuando lo miramos de frente y le devolvemos su dignidad, comprendemos que no es el soldado que ataca sin sentido:
es el guerrero que elige su batalla,
el caminante de lava que sabe por qué arde,
el amante que entra con presencia,
el alma encarnada en acto.
Un Marte maduro
no reacciona, responde.
No empuja, dirige.
No grita, delimita.
Es energía viva, sin exceso ni carencia.
Es claridad que se mueve.
Es poder sin imposición.
Darle lugar a Marte es iluminar su sombra.
Integrarla.
Detrás de la ira, hay una vulnerabilidad que no se permitió.
Detrás del grito, un deseo no escuchado.
Detrás del ataque, una defensa malherida.
Invocar a Marte es devolverle su lugar sagrado.
Reconocer el fuego, sí,
pero también darle forma.
Y así, cuando está despierto…
Marte no quema: alumbra.
No hiere: protege.
No impone: sostiene dirección.
Que tu impulso arda con propósito.
Que tu fuego camine con verdad.
✴︎ Este texto es un extracto del libro Reencantando el Fuego, que recibirás al inscribirte en el taller como parte del viaje.
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