𓁿
El Sol llega a su frontera y se detiene por tres días para cambiar de rumbo.
El tiempo se curva.
Se abre una puerta invisible y sagrada donde el alma recuerda su pulso al encarnar.
Este cambio de estación activa un eco melancólico: un pasado que nos trajo hasta aquí se despide para que sigamos caminando.
El Sol entra en Cáncer.
Júpiter le da la bienvenida.
Ambos esperan a la Luna para trazar un plan:
un pacto de siembra para los próximos doce años.
Se ilumina el eje del cuidado, del origen, de la pertenencia emocional.
Se propone una expansión del hogar, tanto interno como externo.
Una nueva forma de maternarnos y de cuidar al niño que nos habita.
La Luna Nueva en Cáncer es como encontrar un objeto olvidado en el baúl de la abuela, y con ese hallazgo cambia el sentido de la experiencia.
Una visión que revela y orienta desde dentro sin despegarte del suelo.
El líquido amniótico en el que fuimos gestados nunca se fue. En ese caldo de cultivo suenan las voces de las madres que amparan, dando soporte y estructura a los frutos latentes en el ADN que están por llegar.
Una semilla sagrada se posa sobre las aguas internas.
Esta lunación no es para producir, sino para gestar.
Júpiter bendice esta semilla, envolviéndola en una burbuja protectora.
Promete expansión, confianza y propósito.
Saturno con Neptuno intervienen en este nuevo comienzo.
No bloquean, sino afinan.
Se deshace la frontera que separa los sueños de lo real.
Lo soñado quiere materia.
Lo real no es más que un sueño.
¿Es real lo que deseas?
¿Estás dispuesto a comprometerte con lo que sueñas?
Esta Luna es el proyecto para edificar un hogar interior.
Para tejer comunidad desde el sentir.
Un ensanchamiento en los adentros donde estemos protegidos, cómodos y cuidados.
Un lugar para escuchar los ritmos del cuerpo y darles espacio.
La vida reclama un nuevo sentido en la forma de habitarse.
Ser hogar es acoger todos los pasados que nos traen hasta aquí, sin excluir ninguna versión, sin negar ninguna herida.
Y estar cómodo en ellos.
Porque sin ellos no serías.
Porque también ellos sembraron algo en ti.
La libertad no es solo hacer lo que deseas, sino también asumir lo vivido como parte de tu camino.
Tener la capacidad de digerir lo ocurrido para convertirlo en nutricio.
Porque lo es.
Siempre lo es.
Lo que te ocurre no te aleja: te inicia.
Marte en Virgo acaba de ingresar y guía la acción hacia lo simple y lo útil.
Nos recuerda que la magia comienza en el detalle cotidiano: la comida que preparamos, el descanso que nos permitimos, la palabra que elegimos.
Quizá no es tanto lo que hacemos, sino cómo lo hacemos.
Dedos del Dios apuntan a Plutón en Acuario y Marte en Virgo.
Dos faros que exigen transformación:
Plutón pide romper con lo viejo, abandonar formas de seguridad caducas.
Marte invita a encarnar el propósito en lo concreto. No en el espectáculo, sino en el paso firme.
El Sol mira a Quirón, tras su promesa de encontrar grandes potencialidades en las fisuras vulnerables de su conciencia.
Lo que duele no castiga, restaura y cura.
Autocuidado.
Autoamor.
Autoescucha.
Lo más sagrado está en lo cotidiano.
La sanación empieza en los gestos que sostienen lo esencial.
Se despierta una inteligencia emocional.
No lógica, sino empática.
Nos enseña a leer el mundo con el cuerpo, no con la cabeza.
Mercurio retrograda próximamente en Leo para revisar el lugar de donde brota la expresión, la creatividad y el juego.
Mejor imaginar sin aferrarse aún al resultado.
Mejor permitir que la mente se conecte y trabaje para el corazón.
Urano se despide de Tauro y se prepara para entrar en Géminis.
El pensamiento se acelera.
Las ideas se multiplican.
Las variables se desdoblan.
Pero la tierra, el sostén, escasea.
Necesitamos cultivar constancia interna.
Voluntad. Base.
Porque el nuevo ciclo traerá mucho movimiento, y solo lo que esté enraizado podrá sostenerse.
Esta Luna Nueva te invita a detenerte y preguntarte:
¿Eres un refugio seguro para ti?
¿Cómo te acompañas emocionalmente?
¿Qué memorias debes integrar para ser libre?
No es momento de certezas, sino de intención.
No es momento de correr, sino de encarnar.
La visión se revelará con el tiempo.
La confianza será camino.
La intuición, faro.
Es tiempo de cultivar jardines interiores.
De regar lo invisible.
De hacer espacio a todo lo que pulsa y aún no tiene forma.
De aceptar que tú eres el lugar sagrado en el que florece lo que vendrá.
Sembrar ahora es invocar el hogar del alma.
No el que se hereda, sino el que se elige.
No el que se posee, sino el que se comparte.
Estamos sembrando el pulso de los próximos meses…
pero también una visión que tardará años en florecer.
El cielo está sembrando contigo.
Escucha las aguas.
Ahí está la voz de la memoria,
una voz que si no se escucha, posee; y que si tiene espacio, libera.
𓁿
El espíritu de Lilith pulsa
queriendo voz y espacio.
Se está gestando un taller
para darle trono y soberanía.
Si estás interesada házmelo saber
enviando un email a olmo@elviajedelaconciencia.com
y así puedo tenerte en cuenta.
Suscríbete para embarcarte en el viaje que nos va marcando el cielo.
En tu correo ya tienes la bienvenida a la nave.
Si no ves el correo en tu bandeja principal, revisa la carpeta de spam.