Una flecha directa al estómago
La flecha que disparó la luna nueva en Sagitario va directa al estómago.
El alma busca liberarse de la cárcel del ego, y la vida colabora. La mirada externa está limitada llegando sólo a vislumbrar una mera apariencia. La mirada interior se abre al infinito del origen, la raíz y las entrañas.
El camino a la plenitud es invisible, y cada paso supone un vaciado de formas y memorias. Aparecen recuerdos fantasmas que alimentan la duda de si esas experiencias que evocan las vivimos o no.
El tiempo se polariza en extremos, y la materia se desintegra con una continua muerte que anuncia una transformación sin precedentes. La realidad física no puede sostener nada de lo que ya no es, y el mar se lo va comiendo todo para disolverlo en la nada, mientras hace espacio para que otras existencias etéreas vayan cogiendo corporalidad.
Formas de encuentro vincular siguen deshaciéndose, al igual que los puntos de equilibrio, para dejar a la intemperie aquellos rincones emocionales donde más cuesta entrar. Por allí está la salida y la clave de cualquier indigestión.
La vida pide una confianza que deja de estar si se admite la existencia del error, y entonces ella responde por resonancia.
Cualquier creencia sostenida es una venda que no permite ver, o que corrompe la mirada mostrándote aquello que quieres ver pero que no te sirve.
Photo: hheninge
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