Un puente a la ciudad de luz
Se abre un puente del agua al aire, de lo más íntimo a lo más disponible, de la emocionalidad a la conciencia, de lo cerrado a lo abierto. Se abren las puertas del hogar interior al mundo externo, de las raíces más profundas a las hojas más altas, del apego al desapego, de una cuarentena a la libertad, de lo guardado a la entrega, de la inercia del código fuente hacia un vórtice de actualización.
Se acuariza lo canceriano, del carro a la estrella, del programa a su reprogramación. Caen rayos que al recibirlos en lo liviano del aire son insights, pero que desde la densidad del agua son tremendos calambres.
La protección ahora está en hacer visible lo guardado para que sea visto, reconocido y amado, evaporando la densidad, equilibrando lo interno y lo externo. El ensanchamiento se da a través de unos ojos que vean más allá de los límites conocidos, tomando una dirección que cambia el sentido de la experiencia.
Venus se detiene para rescatarse a sí misma. La vida ayuda con eventos que señalan la dirección de su ruta a la ligereza de florecer. Debe vaciarse para romper su hechizo, purificar sus aguas y descubrir el tesoro en su útero cristal. Así podrá ver a la llama eterna. Aquella que ilumina sin quemar.
El tiempo ha puesto rumbo a la conquista de lo primario, la relación con uno mismo y al impulso de donde nace la creación.
Todos lo caminos conducen al amor.
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