Venus y Marte yacen desnudos
en el gran salón de los espejos
ante Plutón y la puerta de Acuario.
Entre dos mundos y entre dos tiempos.
Marte contraído sólo podía observar las pruebas y abrirle camino al instinto de supervivencia del alma sacrificando la supervivencia del ego.
Una sobrecarga interna combustiona para descargar y liberar la energía retenida a través de la creatividad del fuego.
La muerte súbita de una dirección anuncia un cambio de rumbo y un renacimiento acuariano que quiere proyectarse desde y para otro lugar.
La siguiente en pasar al confesionario era Venus, y con ella Plutón tampoco iba a tener compasión.
Le tenía preparado un gran espejo donde no iba a encontrarse la imagen que ella tenia de si misma, sino la imagen de sus dimensiones más profundas que debían ser vistas.
Un reflejo y una verdad que pretenden acortar distancias entre la belleza del ego y la del alma.
Verdades incómodas que cambian valores, recursos y los códigos del amor.
Muerte de viejas formas vinculares que empiezan a no servir en este tiempo.
Un espejo se rompe y muestra las vísceras de la conciencia.
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Intoxicación y purga
Plutón suministra esa sustancia de realidad para que cada uno la convierta en algo que envenena o que cura. A veces son la misma cosa.
En cualquiera de los casos se camina un trabajo ceremonial de purga para unir la mirada de la muerte con la del renacimiento.
La contracción en la barriga por la rudeza del momento obliga a vomitar los venenos que están dentro, y a veces, se hace torpe su canalización hacia la medicina de la comunicación.
Allí se abre una posibilidad de hacer espacio para que los amantes cósmicos puedan observar la película que ven ante sus ojos, y aprender con curiosidad de su viaje en el tiempo.
Por cualquiera de los caminos, la limpieza es ineludible.
Otra medicina es ponerse los anteojos de espectador, para poder mirar desde arriba y no identificarse demasiado con la radiación de los cuentos personales, pues en el fondo responden a memorias colectivas que deben agotar una antigua forma a través del trabajo personal.
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El tiempo se comprime intensamente en una realidad cambiante que devela verdades internas.
Los miedos ocultos aparecen para poner a prueba al amor o ser devorado por ellos.
Plutón sigue raspando la suciedad adherida al fondo de la conciencia para restablecer un orden.
Sorpresas y cambios. Extrañeza y cansancio. Desamparo y realidad. Plenitud y revelación.
Confía en la vida y cultiva la paz de tu alma.
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Ahora son Venus y Marte quienes deben reunirse a solas tras este tránsito para co-crear un nuevo destino y cambiar la forma de su baile electromagnético. La cita está programada para el 22 de febrero. El lugar es Acuario. La luna estará en Leo y Plutón y Júpiter serán testigos del evento.
Gracias por formar parte de este viaje.
Abrazos navegante.
Olmo.
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